Marina Subirats: «Los vínculos entre padres e hijos se están deshaciendo»

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En esta ocasión voy a publicar una entrevista que realicé con la socióloga Marina Subirats el pasado miércoles 6 de marzo en Sant Vicent del Raspeig. Esta publicada en el semanario El Raspeig ayer viernes 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

Charlamos sobre coeducación, también sobre los modelos culturales que encorsetan a hombres y mujeres y, claro está, sobre la violencia de género masculina, como a ella le gusta puntualizar.

Como todas las perspectivas de estudio, centrarse en un factor —el género, en este caso— reduce la complejidad de la realidad pero se deja fuera otras igualmente decisivas para hacernos una idea lo más exacta de qué ocurre a nuestro alrededor. No obstante, las investigaciones de Subirats aportan líneas de estudio para perspectivas holísticas, y conceptos muy interesantes con los que puedo trabajar en el futuro.

Marina Subirats Martori (Barcelona, 1943) es una científico social, docente y político especialista en sociología de la educación y género. Es catedrática de Sociología en la Universidad Autonóma de Barcelona. Ha sido Directora del Instituto de la Mujer entre 1993 y 1996 y concejal de Educación del Ayuntamiento de Barcelona entre 1999 y 2006. Es una de las voces autorizadas en Coeducación, especialidad que ha reflejado en innumerables páginas de ensayos sobre esta cuestión y otras muchas más referidas al ámbito de estudio de las desigualdades sociales. La experta participó como ponente en Voces de Mujer con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer el pasado miércoles 6 de marzo.

 

Pregunta: ¿Qué es coeducar?


Respuesta: Es que los niños hagan cosas de niñas y que las niñas hagan cosas de niños. Todos y todas pueden y deben hacer de todo. Actualmente esto no es así, necesitamos abrir el corsé.

P: Y que niños y niñas compartan el aula, ¿no es suficiente?

R: Ha sido un gran avance y es el primer paso hacia la coeducación. Hay personas que pueden decir que niños y niñas están en las mismas escuelas, que comparten las aulas, que tienen el mismo curriculum…, pero no, no es suficiente, porque en realidad a ambos se les está educando en un modelo pensado para los chicos. Nos falta, por que no lo hemos creado, un modelo conjunto.

P: Usted propone un cambio más profundo…

R: En efecto, coeducar es transformar el modelo educativo en modelo cultural. Por ejemplo, en los libros de texto de la escuela principalmente se refleja lo que han hecho los hombres, guerras y batallas, lo que han hecho las mujeres no se referencia, parece que no hemos hecho nada más que ser madres. Las niñas leen esto y no encuentran su lugar en el mundo. De las madres no se habla en los libros de texto, del trabajo dentro de casa tampoco y de cuidar menos todavía. La cultura no ha contemplado el mundo de las mujeres.

P: Y desde las perspectiva de la coeducación ¿cómo debería tratarse esta cuestión?

R: Las niñas deben encontrar ejemplos de mujeres que han hecho cosas en la vida pública. Los niños deben aprender que la vida privada es muy importante: el cuidar, ocuparse de la familia y de los niños pequeños, ocuparse de los demás,… todo esto es esencial. Si no le damos el valor que tienen estos valores perderán importancia y nadie se encargará de ello.

P: ¿No le parece peligroso entrar en esa dinámica?

R: Se da la paradoja de que vivimos actualmente en la sociedad más rica de la historia pero la más pobre en vínculos profundos que son los que dan sentido a la vida. Siempre tenemos mucha prisa, estamos tan agobiados, el estrés,… tenemos que cuidarnos los unos a los otros, tenemos que aprender a amar.

P: ¿A amar?

R: Sí, repetimos tanto esto que lo convertimos en una banalidad, tanto que hasta suena ridículo. Pero es así y no me refiero sólo al amor de pareja, quiero decir aprender a amar a todo tipo de vínculo. Yo siempre pongo un ejemplo de un fenómeno con el que me estoy encontrando últimamente, los vínculos entre padres e hijos. Si le preguntamos a las personas que son hijos a quién acuden cuando se encuentran en problemas, nos dicen que a sus padres. Cuando le hacemos la misma pregunta a la gente mayor nos cuentan que no tienen a nadie a quien acudir. Estos vínculos se están deshaciendo.

P: ¿Cuál puede ser el motivo para llegar a esta situación?

R: Pues que no hemos enseñando a las generaciones que están en la treintena, o que ingresaron recientemente en los cuarenta, a valorar la importancia que tienen los vínculos fuertes, cuál es el verdadero sentido de la vida y que la vida se hace con las demás personas.

P: ¿Y los más jóvenes? ¿Qué perspectiva existe?

R: Pues vera, puede que se trate de un brote verde solamente pero sí es cierto que entre los adolescentes estamos comenzando a encontrar, puede que producto de la situación de crisis económica actual, pero vemos que los jóvenes tienen la necesidad profunda de referirse al vínculo familiar, de refugiarse en algo, en sus hijos, formar su familia, por ejemplo.

P: Usted planteó en un momento de su carrera investigadora que la mujer debía dejar paso al hombre como protagonista de los estudios de género, ¿qué le llevó a este cambio de perspectiva?

R: Hombres y mujeres están encerrados en un modelo que recorta las posibilidades de las personas, en mayor medida de las mujeres que se encontraban en una posición de inferioridad: no podía acceder a los estudios, a las profesiones, esto ha sido así históricamente. Lógicamente fue la mujer la primera en quejarse, son las que quieren cambiar la situación. Y la cambiaron. Qué pasa con los hombres, que no lo han hecho y esto les está costando la vida.

P: ¿Tanto cómo la vida?

R: Hubo un hecho que me llamó la atención. Hace más de una década existía una gran diferencia entre el número de muertes entre hombres y mujeres en la franja de edad entre los 15 y 30 años. La diferencia era de una mujer por cada cuatro hombres. Es mucho. Fíjese: las principales causas de muerte eran los accidentes de tráfico, las drogas, los suicidios y la práctica de deportes de riesgo. En casi todas ellas encontramos la necesidad de demostrar que se responde al modelo de ser un héroe, un valiente o la incapacidad de responder al modelo.

P: ¿Son, por tanto, los niños o las mujeres, las víctimas de este modelo?

R: Los dos. Las niñas porque no se les admite un protagonismo y ellos porque se les obliga a tener un protagonismo, que muchas veces es excesivo o no les va bien. Al principio, vimos que las niñas eran las marginadas del sistema educativo, ahora no lo están.

P: Un modelo que genera la tristemente conocida ‘violencia de género’…

R: Yo prefiero llamarlo ‘violencia de género masculina’, lo cual no quiere decir que no la pueda ejercer una mujer, porque es un modelo y, por tanto, las mujeres pueden comportarse como lo han hecho los hombres, que no quiere decir que todo los hombres practiquen la ‘violencia de género masculina’.

P: ¿Cómo se refleja este modelo en la escuela?

R: He de decir que las primeras víctimas de esta violencia de género son los hombres y en la escuela se manifiesta con claridad. Cuando estudiamos las agresiones que ejercen los chicos sobre las chicas vemos que los que más violencia reciben son los propios niños. Las niñas se quejan cuando un niño le da una patada pero los niños responden con otra patada a la misma agresión.

P: Parece que somos un poco brutos…

R: Es la forma que tienen de relacionarse los chicos. Precisamente, hace poco, analizando para un estudio una serie de anuncios, me encontré con uno en el que se podía ver a dos niños, uno apuntando con una pistola a la cabeza del otro, ambos reían. Esto es una aberración. La publicidad promueve imágenes en las que se reflejan modelos de relación violentos planteados como un juego, como algo placentero o divertido. Cómo no van a ejercer después la violencia.

P: ¿Cómo podemos transformar el sistema educativo para lograr una acción coeducadora?

R: No podemos quedarnos exclusivamente en el sistema educativo, es en lo que nos hemos fijado siempre. Es necesario que las familias cambien y, también, los medios de comunicación que, sin darse cuenta, reproducen estereotipos antiguos a través de la publicidad. Sería muy importante que esto cambiara.

P: Y en las escuelas ¿qué podemos hacer?

R: El profesorado debe darse cuenta de cómo actúa, cree que trata al alumnado por igual y no es así. También hay que cambiar los libros de texto, el lenguaje, etc.

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